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Porque todos deberíamos inspirarnos en este estilo de vida

No todo lo que es oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida.

J.R.R. Tolkien

Ser mochilero y viajar por el mundo ya es algo común, ¿verdad? Al menos no es tan exótico como lo era hace 20 años, ni tan complicado o aventurero. La industria del turismo actual ya se ha adaptado a la creciente afluencia de mochileros y en muchos países (normalmente no tan turísticos) les dan una cálida bienvenida (Spreizhofer, 2008).

Mochilero

¿Pero a qué se refiere?

Viajar como mochilero consiste principalmente en viajar lo más sencillo posible (es decir, con poco equipaje y dinero), para un largo tiempo y con el fin de conocer muchos lugares distintos. Las condiciones de viaje no tienen que ser confortables, siempre y cuando haya algo nuevo por descubrir. En el mejor de los casos, el tiempo se puede extender y se puede cambiar de ruta, porque el viaje es la meta (Cohen, 2011).

Yo nunca he viajado realmente como mochilero, pero he vivido como Expat en Ecuador durante más de 13 años, por lo que he visto a los viajeros del mundo ir y venir y siempre me gusta apreciar cómo se enfrentan diferentes culturas.

¿Pero no es un privilegio absoluto del mundo occidental?

Desde el punto de vista de un ecuatoriano que se contenta con 15 días de vacaciones y unos cuantos feriados nacionales de 3 a 4 días para realizar viajes cortos en el propio país y para quien un viaje de 2 semanas a Europa es una oportunidad única para toda la vida, el mochilero es un “gringo” rico, sin importar lo relajado que deambule por el Centro Histórico de Quito.

Un ecuatoriano de clase media generalmente trata de verse lo más arreglado posible, con lo que tiene a su disposición y le resulta incomprensible, cómo alguien que tiene las posibilidades económicas no las usa para conseguir unas «verdaderas» vacaciones en Miami, frente a la playa, en un hotel de 5 estrellas.

Mochilero solo puede ser quien tiene el dinero suficiente para tomarse un descanso de las obligaciones de la vida diaria…

A la mayoría de los mochileros que quieren viajar barato por Sudamérica no les gusta, como siempre se supone que tienen dinero, solo por ser turistas. Pero la realidad es así, solo los que ganan suficiente dinero pueden permitirse un descanso tan largo como el típico mochilero lo necesita, incluidos los costosos de vuelos de larga distancia. Los habitantes de los países que visitan por lo general no comprenden su deseo de aventura y “búsqueda de sentido” (Spreizhofer, 2008). Tales problemas les gustaría tener.

Pero, la idea de viajar solo con la mochila por el mundo, inició con los hippies y el ideal de desapegarse de las pertenencias y expectativas de la vida cotidiana. Entonces partió de la motivación de “no querer más” y conformarse con poco, para apreciar lo que el mundo puede brindar sin muchos recursos. Los primeros mochileros, de verdad no tenían mucho dinero, pero no le importaba. En cambio, ahora, la mayoría de viajeros que conocí, se toman este tiempo porque ahorraron y en el momento que están no implica un gran sacrificio, ni riesgo, escaparse un rato de la cotidianidad. Sin embargo, continua el espíritu de los hippies en su época, desde el deseo de tomarse un tiempo fuera y no mantenerse del todo apegado a las exigencias del mundo corporativo.

Entonces, estaba muy contenta hoy, cuando, después de mucho tiempo, finalmente vi a un grupo de jóvenes mochileros en el Mercado San Alfonso de Riobamba. Exploraron las frutas exóticas y particularidades que se podría conocer en el mercado, mientras yo hacía mis compras semanales y probablemente les estaba mirando con el mismo asombro como el resto de riobambeños que pasaron.

Debido a las continuas restricciones de viaje provocadas por la pandemia, hace mucho tiempo que no se ven turistas extranjeros en el Ecuador y el país ahora espera poder volver a recibirlos con ansias. Pues, aunque atraen mucha atención y provocan un poco de incomprensión y envidia… la mayoría de ellos transmiten calidez y una sana curiosidad por las particularidades de la cultura local y siempre dejan algo de dinero también. 😉

Entonces, ¿Qué representa el mochilero? 

 Aunque no quiero generalizar tanto, por lo que es una forma de viaje tan individual, se podría decir que la mayoría de viajeros mochileros se enfocan en principios similares y no están solamente en búsqueda de momentos destacados, experiencias y aventuras (Cohen, 2011). Sino, curiosamente, muchos de los viajeros del mundo también son exploradores permanentes de su mundo interior. Son aquellos que siempre están buscando algo y nunca “llegan” realmente (Spreizhofer, 2008), con lo que yo también me identifico mucho. Uno pensaría que es este estereotipo del autodescubrimiento; otro problema del primer mundo. Pero, ¿por eso es un problema malo? Estar en búsqueda, no significa necesariamente, estar insatisfecho, sino también implica estar abierto.

La búsqueda eterna como valor personal

Incertidumbre

En un tiempo donde pensamos que ya sabemos tanto, es aún más importante reconocer que en realidad no sabemos casi nada y que nuestra pequeña realidad no es la única realidad. En mi opinión, esto es viajar (sin importar si eres mochilero o no): Que acoges la incertidumbre como parte de la vida y continúes la búsqueda, sea interior o exterior. Con la misma curiosidad y asombro como miro las frutas exóticas en el mercado, también me enfrento a mí misma y al resto del mundo. Todavía hay mucho que aprender y comprender, nunca sabré decir exactamente cómo es algo y no busco respuestas concretas, sin que se pierde el significado de la búsqueda. Me gusta entender mejor y conocer más sobre muchas cosas, sin imaginar que alguna vez lo entenderé en su totalidad y eso está bien.

Sigo escuchando, especialmente de aquellos que ya han viajado, leído y estudiado mucho, que, cuanto más aprendes, mejor entiendes lo poco que sabes y eso te lleva a viajar, leer y estudiar más, manteniendo la curiosidad. Sin embargo, no es una postura de solamente seguir extrayendo o explotando la vida, sino también hace que uno tiene mucho que compartir y transmitir.

Un joven de una comunidad aquí en Chimborazo me dijo una vez que le gusta hablar con los extranjeros porque cuentan historias muy diferentes. Le pareció impresionante, no porque pensó que estas historias eran mejores, sino porque tuvo la experiencia de que, también hay otras historias y que hay otras formas de ver y vivir la vida. Eso le produjo cierto alivio, porque le ayudó a soltar la idea de un solo camino correcto que se debe encontrar.

En muchas culturas se tiene la idea de la vida como un viaje, donde hay que encontrar un camino determinado y luego recorrerlo paso a paso, porque supuestamente hay una meta determinada que alcanzar. Pero así, solo se puede sentir satisfacción al momento de llegar y con el objetivo en mente y la creencia de deber seguir una determinada dirección, uno ni siquiera se pregunta, si quiere ir en esa dirección.

La idea de la meta se convierte entonces en lo único que aún da alegría … la alegría de la esperanza. Pero al final, nadie garantiza que se llega, a pesar de muchos esfuerzos. Lo único que está garantizado es en ese momento, durante el viaje.

Para mí, el viajero es aquello, quien vive la vida como una danza, como un subir y bajar, ir y venir; y porque ha aceptado que es así, puede disfrutarlo. Es, quien siempre está en movimiento, con el cuerpo o con la mente, sin que le importa llegar, porque aceptó que el cambio y la incertidumbre son parte de la vida. Ya no busca la estabilidad y no entra en pánico cuando se desvía, sino que acepta el valor de estas experiencias para hacer algo nuevo con ellas.

Esta manera de viajar por viajar, es un lujo que todo el mundo debería permitirse y que no necesariamente cuesta mucho dinero. Se trata más de soltar los planes y expectativas para poder acoger y apreciar lo que está en el camino.


*usualmente aplico un lenguaje inclusivo en mis artículos, aclarando que no solo hablo de ELLOS, hombres, sino también de ELLAS, mujeres. En esta ocasión no lo hice para facilitar la lectura, pero obviamente no solo hablo de “el mochilero” sino también de “la mochilera/viajera/etc.” aunque aún no vivimos en un momento donde mujeres pueden viajar solas por el mundo tan liberadamente como lo pueden hacer hombres. 


Referencias

  • Binder, J. (2005). Globality: Eine Ethnographie über Backpacker. Münster: Lit-Verlag.
  • Cohen, S. (2011). Lifestyle travellers: Backpacking as a way of life. Annals of Tourism Research, 38(4), 1535-1555.
  • Rainer, T., & Rainer, J. (2011). The millennials. Nashville: B&H Publishing Group.
  • Spreizhofer, G. (2008). Zwischen Khao San und Lonely Planet-Aspekte der postmodernen Backpacking-Identität in Südostasien. Österreichische Zeitschrift für Südostasienwissenschaften, 140-161.

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