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Automotivación

MOTIVACIÓN - ¿TODO DEPENDE DE TÍ?

Crisis de motivación

Aproximadamente un año después de graduarme de la universidad, en mi primer trabajo, tuve una mediana crisis de motivación. Tenía un trabajo a tiempo parcial, una oportunidad para ganar experiencia, pero no era realmente el lugar en el que quería estar por mucho tiempo.

Desafortunadamente, no pude encontrar una alternativa y estaba cada vez más preocupada. No tuve más remedio que seguir adelante, en el trabajo y con la búsqueda de empleo, pero eso no fue tan fácil, estando constantemente plagada de dudas: «¿Estoy en el camino correcto, ¿Qué no estoy viendo? ¿Qué necesito mejorar?»

Mi agujero de motivación me llevó a investigar. Necesitaba algún tipo de guía, como sugerencias concretas para fortalecer mi iniciativa y motivarme de nuevo. En este momento, la moda del desarrollo personal y los “Coaches” golpeó las redes sociales y rápidamente obtuve acceso a muchos consejos, lecturas y estrategias para “llegar más lejos». Estaba emocionada: Según mis fuentes de investigación, se trataba de construir disciplina, establecer metas claras, estructurar y cumplir planes (a corto y largo plazo) y así sucesivamente.

El mensaje principal: “Todo depende de ti” Si tu actitud es la correcta, entonces puedes lograr lo que quieras, nunca será fácil, pero siempre hay posibilidades. Como terapeuta pude identificarme muy bien con estos mensajes motivadores, porque un principio básico desde casi todo enfoque psicoterapéutico es «si tu cambias, tu entorno también cambia». Se trata siempre de que no nos miramos como víctimas de nuestras circunstancias. Por ejemplo: Si no puedo encontrar trabajo, de nada me sirve quejarme de que, el mercado laboral está muy mal y que la crisis económica hace que no pueda seguir adelante con mi vida. Se trata siempre de trabajar en uno mismo para obtener mejores referencias, encontrar un nicho en el sistema y así asumir responsabilidad sobre lo que se puede cambiar, en vez de quejarse de lo que no se tiene bajo control.

¿Motivación es solo cuestión de actitud?

sin motivaciónHasta este punto me identifico. Muchos de los consejos e inspiraciones que recibí durante este tiempo me han motivado y me acompañan hasta ahora. Uno de nuestros valores personales más importantes es no culpar a los demás, sino analizar siempre qué me llevó a tal o cual situación y cómo puedo salir de ella, no me quiero quedar en la queja.

PERO, ¿Qué significa eso cuando realmente me siento abrumado? Todos los movimientos actuales de motivación y desarrollo personal se aferran al principio de absoluta responsabilidad personal. Tanto enfoques terapéuticos como espirituales, quieren que trabajas en TÍ, TÚ eres responsable, TÚ eres el único que te saca de allí. Así que NUNCA debes quejarte. Siempre ve lo que tienes y lo que puedes lograr con eso y no lo que no tienes y lo que te limita. Si te sientes abrumado, es tu trabajo salir de ahí: aprende a meditar, haz tus ejercicios de gratitud, haz terapia … pero no te quejes.

Entonces, a veces tengo la sensación de que, toda esta línea de AUTO-ayuda, conduce a que perdamos sensibilidad ante el dolor de los demás. Nuestras expectativas hacia nosotros mismos, pero también hacia el otro cambian, ya que el otro también debe auto-ayudarse, actuar de forma independiente y, por lo tanto, no quejarse.

La semana pasada, después de mucho tiempo, tuve contacto con una buena amiga del colegio. En este momento se siente muy estresada en el trabajo, las tareas se están acumulando, hay muchas cosas que cree que podrían cambiar y mejorar, pero si menciona algo, obtiene esta única respuesta: “Tu motivación solo depende de ti. Sé positiva, todo depende de tu actitud, si es demasiado para ti, entonces ¿Cómo te organizas?, ¿Qué puedes mejorar?”

Con todo este auge de la atención plena, el anti-estrés y la meditación, al parecer obtenemos las respuestas a todos nuestros problemas. Si vivo de acuerdo con eso, entonces nada puede ser demasiado, siempre lo tendré bajo control. Tengo que trabajar en mi motivación, en lugar de cuestionar el sistema.

Motivación no es todo

Me pregunto qué impacto tiene esta ola de pensamiento positivo, gratitud y auto-ayuda en nuestra convivencia. Me gustaría poder decir si estoy abrumada, sin tener miedo, que la única respuesta es: que tengo la actitud equivocada. ¿Qué significa para nuestra comunicación?, ¿Qué podemos decir en voz alta sin difundir «malas vibras»? Asumir la responsabilidad también significa ser honesto, compartir pensamientos y puntos de vista para lograr un cambio, pero a menudo se malinterpreta y sucedió que toda forma de «queja» o expresión de «sufrimiento» se descarta como una actitud incorrecta o «mala onda».

Mi amiga, que ya ha tenido ataques de pánico, asumió la responsabilidad de acudir a terapia y felizmente el terapeuta validó su sentir diciendo que, “la vida no siempre es tan fácil, sobre todo cuando te responsabilizas de todo por tu cuenta. Decir que no puedes o que no avanzas no es siempre victimizarse.” Solo escuchar eso la ayudó mucho.

Me hizo pensar: ¿Cómo nos seguimos escuchando si siempre asumimos que cada expresión de “sufrimiento” se descarta como “victimización” o malas vibras? Quejarse puede ser rico también, porque da espacio al dolor. Es como el llanto: A veces hay que sacarlo para hacer espacio nuevamente. La mayoría de nosotros nos sentimos mejor después de llorar y volvemos a tener nuevas ideas positivas, siempre que también aceptamos momentos para lo negativo.

Las quejas y las vibraciones negativas son parte del todo y juegan un papel importante en la creación de cambios. No podemos estar siempre contento… con paz interior y motivado. También necesitamos ser escuchados y estar preparados para escuchar al otro. Aunque podemos lograr mucho cuando trabajamos sobre nosotros mismos, seguimos siendo seres sociales; una gran parte de nuestra realidad se construye y reconstruye a través de nuestra relación y nuestra relación con los demás es una parte importante de nuestra existencia personal. Entonces, no se trata solo de trabajar en uno mismo y profundizar en uno mismo, también necesitamos estar presentes en la relación con los demás, aceptar al otro con su dolor como una parte significativa de su ser.

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