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Del apego no se habla en los cuentos de hadas

El apego es un instinto natural. Ninguna persona es una isla, todos buscamos a más personas quienes nos acompañan en la vida. No necesariamente tiene que ser una pareja para el resto de la vida, aunque para la gran mayoría eso sería lo ideal. Deseamos encontrar la media naranja o compañero de vida hasta la vejez.

Literatura y cine han acogido está necesidad y nos cuentan una y otra vez la misma historia. Lo que varía es la localidad y los protagonistas: Hombre o Mujer está solo/a y busca alguien quien lo/la abraza, desea, comprende y pueden estar felices para siempre. Debido al “amor” que sienten, se supone que están hechos el uno para el otro y lo que sigue se debe dar por si solo.

Romanticismo vs Apego

Sabemos que la realidad cuenta otras historias, que ni el amor, ni el anillo de matrimonio resuelve por si solo y que tener a una pareja que amamos, no significa que nos transformamos del todo. Seguimos siendo la misma persona, con las mismas inseguridades, hábitos y necesidades muy propias y relacionadas al estilo de apego que desarrollamos en la infancia. Eso se muestra más tarde o temprano de alguna forma en toda relación de pareja.

Es muy romántico pensar que se puede encontrar una persona que nos complementa. Al mismo tiempo es muy infantil. Parte del deseo de un niño de encontrar rescate y refugio, más que un adulto que siente confianza y asume responsabilidad.

La teoría del apego en el cuento de la Cenicienta

apego cenicienta

Cenicienta en su infancia sufrió abandono y tuvo que aprender a sobrevivir en la casa de su madrastra. Sumergirse al régimen de la madrastra significaba anularse como persona, intentando de complacer al resto para sobrevivir y hacerse invisible por el tiempo que sobraba.

Con la muerte de la madre y luego del padre aprendió muy pequeña que, las figuras de protección son inestables y que te puedes quedar sola y desprotegida. Luego no hubo quien la enseñe algo distinto, dado que la madrastra la despreciaba y su protección era condicionada. Así Cenicienta aprendió que no era deseada, sino solo puede ser tolerada cuando se hace útil en la casa y este al pendiente de las demandas de los demás.

Cenicienta desarrollo entonces un apego ansioso. Debido a las pérdidas significativas que sufrió y que no fueron atendidas adecuadamente, más el genio muy inestable de su madrastra narcisista, aprendió que solamente sentirá algo de control sobre sus miedos e impotencia, anulándose y centrándose en las necesidades de los demás. También aprendió que, nunca será suficiente, que debe estar siempre pendiente y sensible hacia los estados emocionales de las personas a su rededor y cuando se molestan, ella debe resolver.

¿Qué tan probable es que, la cenicienta y su príncipe estuvieron felices para siempre?

Lo que Cenicienta aprendió en su infancia y adolescencia: Sus creencias sobre sí misma, las demás personas y el mundo en sí, no desaparecen simplemente al momento de estar con su príncipe azul. Sigue siendo la misma niña que piensa ser “una inútil”, “malagradecida”, que “debe ganarse la vida complaciendo al resto”, etc.  

apego ansioso

Entonces es probable que, más tarde o temprano, eso se refleja en su relación de pareja. Las mismas estrategias de supervivencia se van a evidenciar en su relación con el príncipe. 

La ansiedad que sintió en casa de su madrastra, donde aprendió que debe complacer las necesidades de los demás para no ser rechazada continuarán. Solo que ahora se proyectan en el príncipe y se preguntará todo el tiempo, «Qué le hará falta», «Qué más debe hacer», «Por qué está de mal humor», «Qué hizo ella para enfadarlo». Al momento que el príncipe esté de mal humor, probablemente pensará que es por culpa de ella. Que, ella ha hecho algo mal, entonces se desespera y se pondrá muy incómoda y obsesionada con la tarea de poner feliz a su pareja.

Al príncipe eso lo comienza a molestar, pues no puede estar siempre contento solo para que su princesa este tranquila. Además, el cómo príncipe tiene su propia ansiedad. Al haber crecido en un palacio como hijo único sintió mucha presión desde temprana edad. El príncipe a su vez, tenia que aparentar perfección y tener en consideración lo que todo el mundo esperaba de él, en vez de poder seguir sus propios deseos. Es probable que el príncipe desarrollo un apego evitativo debido a las altas expectativas que estaban sobre él. Desde el principio de su vida tuvo que demostrar mucha madurez.

apego evitativo

Por eso le gusta tener momentos a solo, porque solo ahí siente que puede ser realmente él mismo. Cuando presume que, otra vez debe resolver algo, mantener la compostura, anularse como persona, prefiere apartarse y hacerse el loco. Aprendió que hablar no funciona. Pues, como príncipe tiene responsabilidades y no puede elegir, por eso prefiere no buscar cada oportunidad para escaparse y estar a solas.  

Se establece una dinámica de pelea

Desafortunadamente, la postura evitativa es una bandera roja para la cenicienta. Pues, ella pensará que ha hecho algo mal, que el príncipe está enojado con ella y comienza a insistir. Mientras él más se aparta, ella más insiste, y esta misma insistencia lleva a más distanciamiento en él.

pelea en pareja

Es el círculo vicioso clásico de una pareja, donde uno presenta un apego ansioso, mientras el otro es evitativo. Para cenicienta en su infancia fue crucial complacer para que no la voten de la casa. Ahora teme ser abandonada cada vez que se presentan indicadores de inconformidad en su pareja.

El príncipe fue saturado por atención, expectativas y aparentar a ser alguien, de tal forma que piensa solo poder ser el mismo cuando está solo. Aunque quiere tener una pareja, la pareja para él representa más expectativas, aparentar y ser visto todo el tiempo, por eso él busca sus espacios a solo. No porque no quiere a Cenicienta, sino porque sus esquemas infantiles lo dominan y lo llevan a apartarse para retomar su libertad.

Tipos de apego contrarios – No es un caso perdido

Eso no significa que, Cenicienta y su príncipe como pareja no pueden funcionar. Su relación puede ser una oportunidad de identificar sus esquemas infantiles y trabajar en ellos. Para Cenicienta eso significa que, debe recordarse continuamente, cuando tiene este miedo al rechazo, que ya no está en casa de su madrastra, que aquí ella es la princesa y que ella también puede esperar y pedir. Cuando la desespera el distanciamiento del príncipe, sabe que lo puede preguntar qué sucede y no necesita adivinar, sabe que no necesariamente es por ella y puede estar tranquila.

El príncipe a su vez puede aprender a poner límites de una forma más coherente. Ya no es un niño, ahora de adulto, cuando necesita tiempo, realmente tiene el control de pedirlo de manera abierta y responsable. Tambien debe recordarse que Cenicienta como su pareja es alguien con quien puede ser el mismo, lo aceptará, aunque muestra debilidad y puede ser un apoyo para él.

Salir de los esquemas infantiles de apego es un trabajo personal, pero en una dinámica como la que presenta Cenicienta, requiere que ambas partes hacen su trabajo y a su vez respetan el proceso del otro.

Resolver el apego es un trabajo individual pero también conjunto

Algunas personas intentan de resolver conflictos de pareja, acudiendo a terapia individual, pensando que es solo cuestión de hacerse cargo de sus propios esquemas. Claro que tiene sentido trabajar en sí mismo para estar mejor en la relación, al mismo tiempo eso se puede convertir en una dinámica, donde uno intenta de asumir la responsabilidad por la relación, mientras que el otro se mantiene en negación.

Si Cenicienta acudiera a terapia sola, podríamos hablar sobre su miedo al rechazo y como asimilar que ahora se encuentra en un lugar más seguro, pero eso no cambiará al apego evitativo de su pareja, que dificulta la comunicación y siempre encenderá la ansiedad en la Cenicienta.

Conocer su tipo de apego en conjunto con la pareja, puede ayudar a sanar heridas pasadas y además facilita la empatía y el acercamiento mutuo.


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